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Archivo del Autor: Andrea López

Y si llueve…¿tarde de cine?

Parece mentira la disparidad de conversaciones que se pueden llegar a tener a la hora de comer en la cafetería de la universidad, y lo variado de los temas… Hoy, sin ir más lejos, hemos hablado de abuelas (escuchadlas, saben más de lo que imaginamos) y del amor que tienen al refranero castellano, habitual recurso en las conversaciones de muchas de ellas. En un momento de la conversación, alguien ha comentado:

– Mi abuela dice tantos refranes que llega un momento en el que se los inventa… El otro día me dijo: «mañana de niebla, tarde de paseo».

No sé si pensaréis que es algo habitual el utilizar esta expresión o si es la primera vez que la veis, pero os aseguro que existe. Sus orígenes están el en clima que predomina en las llanuras de Castilla, donde muchas mañanas aparece una ligera (o no tan ligera) bruma o neblina, lo que no significa que vaya a hacer mal tiempo, sino todo lo contrario, pues esos son precisamente los días que luego se despejan y cuyas tardes son idóneas para dar un paseo. Así que ya sabéis, que un día no tenga un buen comienzo no significa que no pueda mejorar.

Feliz día.

 
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Publicado por en 13 diciembre, 2011 en Ruegos y preguntas

 

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Inspiración: el amor de una vida

Esta historia empieza con un día de radiante sol, nada de tristeza ni de depresiones, que de eso está muy lleno el mundo.

Pedro vivía en una villa pequeña, donde la gente se conocía de toda la vida y todos se saludaban al pasar. Allí, los días pasaban con tranquilidad, los niños corrían por las calles y los pescadores faenaban sin cesar rodeados siempre de ávidas gaviotas que piaban por los restos de la pesca; el sol brillaba casi todo el año, pero era en verano cuando bronceaba las pieles de los escasos turistas que les visitaban y calentaba los sencillos hogares del pueblo.

Cada mañana, al despertar con el canto de la alondra que sobrevuela los campos, Pedro preparaba el desayuno a su madre y acompañaba a Laurita al colegio antes de salir corriendo hacia el puerto a ver las embarcaciones llegar. Le encantaba oír los gritos de los pescadores al amarrar los barcos y ver con qué rítmica sintonía amontonaban cajas de viandas que parecían no acabar nunca, se notaba que ese estaba siendo un buen año para todos.

En el puerto pasaba el tiempo justo antes de ir al trabajo. No era gran cosa, algo que hacer para ayudar en casa a su madre, pero había descubierto que era el motivo que le hacía levantarse cada mañana. Su madre creía que era por Carmen, su alegre compañera de sonrosadas mejillas y hablar cantarín, una buena amiga suya con la que pasaba  gran parte de las horas, pero lo que de verdad tenía a Pedro enamorado eran los libros. El trabajo que había conseguido era en la pequeña librería de don Alfonso, un hombre ya mayor a quien costaba llegar a los más altos estantes y que apenas lograba ver los títulos de los tesoros que guardaba. Para ayudarle siempre había estado Carmen, su sobrina, pero ya no podía sola y por eso empezó él. Nada podía haberle hecho más ilusión.

En un pueblo tan pequeño nunca había tenido la oportunidad de viajar y con la lectura de los ejemplares que siempre le prestaba don Alfonso había realizado en poco tiempo los más asombrosos recorridos en el espacio y el tiempo: había sido testigo de la Guerra de Troya de la mano de Aquiles, espadachín en la corte del rey Arturo y había descubierto las maravillas que escondía la historia de Alicia. Paseando entre los estantes muchas veces sentía que los libros le llamaban, oía voces de princesas de lejanos reinos y versos de grandes como Garcilaso y Lorca, oía cómo Holmes y Watson resolvían crímenes y cómo en Gryffindor entrenaban sobre escobas… Todo un mundo y mil historias que en tan poco espacio tenían cabida y le hacían soñar con volar.

De los libros aprendió Pedro todo lo que sabía, fueron los libros mentores y guías esenciales, fuerza en momentos de debilidad y amigos en cualquier ocasión. Nada podía gustarle tanto como pedir prestado un libro y subir a la única colina del pueblo para, bajo el almendro, devorarlo a tiempo para llegar a casa a comer. Eso hizo aquel día, como tantos otros. Era un día soleado.

 
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Publicado por en 6 diciembre, 2011 en Relatos cortos

 

Glosario

Hoy tengo que aclarar una pequeña duda que se me ha planteado: ¿de dónde viene la palabra «glosario»?

Pues es algo muy sencillo: procede, como la gran mayoría de palabras de nuestra lengua, tan rica en influencias, del latín, traído por los romanos a la Península Ibérica a partir de año 218 a.C. Cuando desembarcan en Ampurias (ciudad, por aquel entoces griega, que hoy situamos en la comarca gerundense del Alto Ampordán), comienza el llamado proceso de «romanización». En latín, el término «glossarium, -ii» hace referencia al mismo significado que el castellano «glosario», esto es, según la RAE, un «catálogo de palabras oscuras o desusadas con explicación de cada una de ellas», o bien un «catálogo de palabras de una misma disciplina, campo de estudio, obra, etc.».

De esto podemos concluir que el término que ha ocasionado la duda de hoy no es más que una traducción directa, pues no ha habido variaciones en su ortografía original, más que el habitual cambio fonético de la terminación latina «-um» en la  «-o» española.

 
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Publicado por en 21 noviembre, 2011 en Ruegos y preguntas

 

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Caca…¿qué?

Algunas aportaciones a esta sección:

-«Cacahueses» en lugar de «cacahuetes».

-«Apreciación» cuando se quiere decir «aprecio».

-«Estijeras» por «tijeras».

 
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Publicado por en 21 noviembre, 2011 en ¿Mande?

 

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Con el mundo por montera

Queridos seguidores, en mi primera publicación quisiera responder a una duda que nos plantearon sobre la letra de una canción. Dice así: «con el mundo por montera, un hombre y una mujer de bandera». La expresión «ponerse/echarse (alguien) el mundo por montera» se utiliza sobre todo en España de manera coloquial para señalar que alguien no tiene miedo de lo que pensará la gente de sus actos (no le importa el «qué dirán») y que se expresa siempre según cree oportuno, normalmente sin tener en cuenta otras opiniones.

Es cierto que no se trata de una expresión muy común hoy en día, pero así es la lengua, está llena de misterios que en esta sección nos encanta resolver.

 
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Publicado por en 12 noviembre, 2011 en Ruegos y preguntas

 

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