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Archivo del Autor: Elena Sánchez de la Blanca

El extraño lenguaje de las redes sociales.

Sinceramente, un caso digno de ser estudiado es el del castellano que encontramos en todas las redes sociales. Aquí les dejo uno de los ejemplos que merece la pena incluir en la Nueva Gramática del Castellano en Internet (nótese la ironía).

 

Diganmen. Suponemos que la -n que sobra la añade para recalcar el plural de díganme. Impronunciable.

Pasaremos un poco más por alto el hecho de que se confunda la letra «c» con la letra «s», que es otro fenómeno que se extiende por todos los perfiles de los jóvenes (a menudo latinoamericanos) en internet.

«Mándenmen» más ejemplos si los encuentran. Muchas gracias.
(Por más que lo intente es imposible decir «mándenmen» en lugar de «mándenme».

 
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Publicado por en 28 noviembre, 2011 en Uncategorized

 

Lo que todos deberíamos saber

Creo recordar que ya se habló un poco sobre este tema hace un mes pero aquí llego yo para recordarlo y ampliarlo. ¡Que todos lo tengamos fresquito siempre!

Vamos a analizar las formas «haber/a ver», «ahí/hay/ay», «echar/hechar» y «deber/deber de».

1. Comencemos por «haber/a ver»:

-«haber». En el cajón tiene que haber un sobre azul.
-«a ver». A ver como pintamos la habitación para que quede bonita.
– «aver» y «aber» ¡¡NO EXISTEN!! Y lo pongo en mayúsculas porque me he topado mil veces con dichas aberraciones en páginas de internet, tuentis, tweets y demás foros donde la cultura brilla por su ausencia.
En todo caso encontraremos «aber» en alemán.

2. Uso de «ay/hay/ahí»:

Creo que queda bastante claro en la siguiente oración:
Ahí hay un hombre que dice ¡Ay!
Utilizaremos «ahí» para indicar un lugar, «hay» para el verbo haber en presente de indicativo y «ay» como interjección.

3. Echar y hechar.

Hechar no existe, el verbo en infinitivo es echar. Pero la verdadera duda surge en la primera persona del singular de presente. ¿Yo hecho o yo echo?
Muy sencillo, a mí me lo explicaron así de fácil cuando era muy pequeñita en el colegio: mi profesora decía «Echar algo al puchero es sin h, porque la h es muy grande y no entra».
Sin embargo, diremos «Yo he hecho un cocido. Le he echado medio kilo de garbanzos». Por lo tanto, hecho si viene del verbo hacer, llevará «h».

4. Me he reservado para la última la peor de todas, en la que la gente más se equivoca: Deber y deber de.

– «Deber de» = posibilidad. Deben de ser las cinco de la tarde. (No estoy seguro pero es posible) = Puede que sean las cinco de la tarde.
– «Deber» a secas = obligación. Debes llegar espabilado a clase para comprender bien la lección. Puede sustituirse por «tienes que«.

Intentaremos no decir nunca «debemos de abrir la puerta hacia fuera», puesto que expresa posibilidad.

 
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Publicado por en 28 noviembre, 2011 en Uncategorized

 

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Demasiadas florituras

Nos encontramos en la época de la fiebre por cambiarle el nombre a todo lo que conocemos, sobre a todo las profesiones.

Ahora, una no trabaja como secretaria: en su tarjeta de visita encontraremos Fulanita Rodríguez «asistente personal». Y ya, si no se llama Fulanita, sino que se trata de Menganito, jamás se le ocurriría a un hombre añadir en su currículum tal puesto de trabajo. Menos siendo «femenino». Siempre quedará mejor, será superior y de «alto standing» presentarse a alguien y decir: Hola soy Elena, Personal assistant.
Y ya lo hemos soltado. Hacemos gala de nuestros avanzados conocimientos de inglés a la vez que mostramos lo cosmopolitas que somos.

También la mencionada fiebre se ha «contagiado» por el ámbito universitario. Estoy hablando de las carreras (o grados, como cada uno lo quiera llamar).
Hace unos años podíamos estudiar Filología inglesa, francesa, hispánica… Hoy no, hoy los universitarios estudian su «Grado en Estudios Ingleses» ni más ni menos.
En mi ciudad, sin ir más lejos, creo que tenemos una nueva carrera hecha con un «mix» de sobras de la nuestra y «Estudios Ingleses», que se llama «Lenguas Modernas Aplicadas a la Traducción». Claro, con el surgimiento de nuevas carreras que tocan todos los palos pero a la vez ninguno, ¿qué podemos esperar? ¿De qué otra manera podríamos llamar a esta carrera?: No-sé-de-lo-que-va-pero-estudio-un-intento-de-traducción-e-interpretación-mas-no-llego-a ello-y-le pongo-este-nombre-que-parece-bonito. No, hombre… es mejor adornarlo; algo que suene resultón cuando uno lo diga… «Lenguas Modernas Aplicadas a la Traducción». Vale, ¿todas las lenguas modernas…? ¿Cómo las aplicas…?

Pasemos de tema.

¿Magisterio? No, ya no se llama así. Modernízate. Ahora es «Grado de Educación Infantil o Primaria». Que más que a enseñar, con ese nombre parece que van a aprender a las aulas como alumnos de parvulitos.

Hagamos balance.
En mi cabeza siempre estará así lo siguiente:
– Los maestros demuestran tener más estudios o demuestran ser más profesionales si estudian Magisterio.
– Un secretario es un secretario, y un Personal Assistant me recordará siempre a lo que tiene Lomana para elegirle el modelito que se va a poner cada día.
– Un filólogo ha estudiado una lengua como bien puede ser el inglés. Un alumno de Estudios Ingleses me sonará siempre más amateur.
– Y, por último, un estudiante de «Lenguas Modernas Aplicadas a la Traducción»… en fin, podría dar para otro comentario. Simplemente no entiendo su contenido. Si alguien se presenta así, jamás sabré si llamarlo «intento de filólogo» o «intento de traductor (que no da más que un curso o dos de dicha materia)»

En fin, adornos innecesarios que me recuerdan a un gran árbol de navidad. Con mil ramas, todas parecidas pero empalagosamente cargadas de adornos y florituras que lo hacen ordinario.
Siento ser así de radical. Es que es algo que me atormentaba desde hace meses.

Gracias por escucharme.

 

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Aportación

Aportación de nuestro lector Ismael Barredo que dice: “arascar”, en lugar de “rascar”.

Añado varias más:

– «El vestido negro te hace más esterilizada» en lugar de «estilizada».

– «Me es inverosímil» por «me es indiferente».

– «Contra más» en vez de «cuanto más».

 
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Publicado por en 18 noviembre, 2011 en ¿Mande?

 

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Redundancia

¿No os ha pasado alguna vez que estáis viendo la tele y alguien comenta algo que os suena mal, redundante?
Últimamente me sucede con frecuencia. Sin ir más lejos, hace un par de semanas, cuando paré de ver la televisión, escuché a una mujer contando un testimonio de una agresión.
«Estaba ensangrentado en sangre» decía.

Me causó tanta impresión que tuve que dejar de subrayar el temario de alemán para mirar a la pantalla. No me lo podía creer.

¿Es necesario enfatizar tanto el término ensangrentado? Pienso que quería transmitir la impresión que produce ver a alguien bañado en sangre, pero se pasó con la redundancia.

Así que, hablantes del castellano, cuidadín con lo que decimos… que como lo oiga, os veréis reflejados más de uno en el blog. No, es broma, jaja.

 

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Nombre propio.

Estaba yo pensando esta tarde, así como quien no quiere la cosa, en Letizia, la mujer del Príncipe Felipe, y me paré a reflexionar acerca de la grafía de los nombres.

Con ello quiero decir: sabemos que podemos elegir el nombre de nuestros hijos. Hay nombres más comunes y otros que se adoptan de otras lenguas tal vez. Pero… ¿hasta qué punto podemos tener libertad a la hora de poner nombres?

Podemos elegir que nuestra hija se llame, por ejemplo, como la de Bisbal: Ella. En ese caso, ¿debería adaptarse a la fonética castellana? (Pasaría de llamarse «Ela» a llamarse «Ella», como el pronombre femenino de tercera persona en singular).

El caso de la Princesa  también se puede mencionar aquí. Su escritura normal sería con «c» (Leticia), pero sus padres decidieron, por h o por b, que la niña iba a llamarse de manera diferente, con «z» (Letizia), que a primera vista llama bastante la atención pero luego es un distintivo que puede que quede mejor o peor.

Entonces, lo que yo me preguntaba era lo siguiente: si tengo una hija, y visto lo visto que cada cual pone los nombres cada vez más extraños y  los escribe de manera distinta (Jennyfer, Jessica…) ¿Podría yo llegar al registro y decir que quiero llamar a mi hija «Hirene», «Zelia» o  «La Lorenah»? Claro que… nadie podría reprocharme que están mal escritos.

¿Debería existir algún límite para estas creaciones? ¿Sería mejor ajustarlos a la ortografía tradicional?

 
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Publicado por en 10 noviembre, 2011 en Castellano

 

Delicatessen

El otro día me encontré con esta palabra escrita en plural (delicatesens) y me pregunté si estaba bien escrita así la palabra. No estaba segura de si admitía plural ni de cómo tenía que ser escrita si nos queríamos referir a varios productos de delicatessen. Lo cierto es que su uso en el plural (delicatessens) se está extendiendo de manera muy rápida.

En el DRAE no aparece reflejada ninguna forma para el plural, por lo que supongo que deberíamos dejarlo así («delicatessen») y con una misma forma referirnos al producto, tanto en singular como en plural, así como al establecimiento donde se venden.

 
 

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Hola, buenas noches a todos.
Estrenamos la sección ¿Mande?. Debo decir que, por la naturaleza de sus temas, las entradas serán lo más escuetas posible; es decir, me limitaré a poner una palabra, aunque no una palabra cualquiera. Como vemos en la descripción de la sección, son expresiones mal dichas (o palabras que escuchamos a diario) cuyo uso, grafía o pronunciación no son correctos.

Comenzaré con «La cetona» en lugar de «la acetona».

 
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Publicado por en 8 noviembre, 2011 en ¿Mande?

 

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¡¡Estamos embarazados!!

Sí, de esta manera es como muchas parejas anuncian que van a tener un hijo. Pero ¿es correcto utilizar el plural masculino en este caso?
En realidad, el adjetivo está concebido sólo para la forma femenina, puesto que es obvio que, excepto en un caso, muy cogido con pinzas por cierto, los hombres no se quedan «embarazados».

Entonces, la «gracia» se encuentra en que, como está un poco de moda y somos más modernos cuando lo decimos, en vez de anunciar un embarazo de la manera tradicional (vamos a ser padres, vamos a tener un hijo, Fulanita está embarazada…), nos lucimos un poco más y le damos al hombre protagonismo otorgándole un masculino al adjetivo.

Tal vez así el padre de la criatura se implique más en el embarazo, lo comparta con la madre (un ratito te embarazas tú, otro me embarazo yo…), o quiera que figure su labor cuando dan el feliz comunicado.

El caso es que me seguirá sonando raro por muy moderno que sea y por más que lo escuche en la televisión. Espero que me digáis si está aceptado decir «estamos embarazados» o si os parece bien. Muchas gracias.

 
 

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De nombres va la cosa…

¿Cómo llamamos a este rollo? ¿Cómo conocemos al objeto que lo sujeta?

No sería la primera vez que al hablar con otra persona y decir algo acerca de esta cinta adhesiva no hay entendimiento. Se debe a los numerosos nombres que tiene. Algunos por los que es conocido son «Cinta Scotch», «Celofán» o «Tesafil» o en su defecto «Tesafilm». La mayoría de esos nombres hacen referencia al fabricante de dicho producto, pero, ¿cuál es su nombre real?
¿Está bien nombrar un objeto por su fabricante como viene sucediendo con los móviles y los ordenadores? Ejemplo: «me he comprado una Blackberry» o «se ha comprado unos Bose de doscientos euros».

 
 

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